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Por cada apego incontrolable, un sufrimiento

Por cada apego incontrolable, un sufrimiento

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Buda "la luz de Oriente" dijo por cada apego, hay un sufrimiento. "El mundo está lleno de sufrimientos; la raíz del sufrimiento es el apego; la supresión del sufrimiento es la eliminación del apego."

Lo dejo muy claro en las 4 nobles verdades y los 12 Hilos de la Interdependencia. Los apegos mantienen a la gente distraída para conseguir la plenitud del ser y sentir la tan ansiada felicidad verdadera. En el mundo tan materialista en que vivimos, la gente se aferra a sus deseos desmesurados, a los bienes materiales y a las personas como si nunca se fuesen a morir o como si se los fuesen a llevar consigo al otro plano.

 

Motivos de angustia tenemos todos los que respiramos para decir que no se está en paz mental en alguna circunstancia de la vida. Pero hay individuos que hacen de la angustia bajo la tutela del apego su estado de ánimo constante, pues están aferrados a muchas cosas o a ideas ejercitadas en su mente que les impide ser libres: "Al que dirán", al no ser completamente "FELIZ" sino se tiene a la pareja ideal, el trabajo seguro, la casa de su sueño, el auto deseado, la cuenta bancaria con más de 6 cifras ( si es posible), el cuerpo perfecto, las vacaciones de ensueño, la compañia adecuada para no sentirse en soledad, resucitar al ser querido que partíó de este mundo, objetos especiales y un largo etc. 

 

Tenemos que aprender a desprendernos sanamente de la idea que no conseguir lo que queremos por apego o por capricho es motivo de infelicidad. Hay un apego positivo cuando nos trazamos metas y propósitos y hacemos lo que sea hasta que lo conseguimos. Se vuelve negativo, cuando teniendo el objeto deseado o la persona que anhelabamos a nuestro lado, tememos a perderlo y nos aferramos tanto tanto que nos entra miedo, escalofríos, recelo, e intranquilidad. Si no pregúntaselo a la gente egoísta o que de repente ha tenido carencias en su vida y el día que llega a tenerlo todo no lo comparte con nadie, por miedo a quedarse sin nada.

 

Otro ejemplo es el que dijo un sabio oriental (no recuerdo su nombre ahora) que a veces nos comportamos como áquel que por miedo a quedarse sin agua, la retiene y la guarda tanto que con solo esa acción logra que el vital líquido se pudra. Mientras, que si la deja en la naturaleza y confia que siempre estará allí la podrá obtener cuando guste. 

 

Suelo observar mis apegos y el apego a los demás en las siguientes circunstancias:

 

- Recordar el cumpleaños de un ser querido ya muerto como si estuviera vivo. Es bueno recordarle de vez en cuando, pero hay personas que no dejan ir ese alma recordándola a cada instante hasta obsesionarse con la idea de sentir su presencia y obtener favores de dicho ser desencarnado.

 

- Ser una persona acumuladora de objetos inútiles.

 

- Ser cansina con sus seres queridos hasta el punto de vivir obsesionada por la persona, por su vida, por sus acciones.

 

- Por acumular dinero la gente pierde el norte, tanto que no se conforman con lo que tienen y entra en juego la ambición desmedida que les nubla el pensamiento. Quiero dejar claro, que tener ambición en la vida es sano pero en su justa medida para el desarrollo de nuestras potencialidades y crecimiento personal.

 

- Tener apego al sexo, al poder hasta corromperse, al fanatismo religioso hasta fastidiar a los demás.

 

-  Mucho apego al cuerpo, así esté envejeciendo y a nuestra imagen. Es por ello, que hay mujeres y hombres que se obsesionan con las cirugías estéticas y se retocan innumerables veces.

 

- Apego al status social y todo los accesorios que te permiten aparentar un status, coche, móvil, ordenadores, etc.

 

- Apego a los prejuicios, a juzgar, criticar y hablar mal de los demás como si fuese un deporte.

 

- Apego a los sitios de trabajo más no del oficio. Hay adictos al trabajo y pernoctan tanto en su oficina que ya parecen sombras. Un día hasta me contaron el caso de un tío que parece el conserje del edificio y anda en el curro como "Pedro por su casa tan pancho" hasta fuera del horario laboral.

 

- Apego a los hábitos alimenticios. tanto que una persona que se muda a otro país con otra cultura distinta a la suya es incapaz de probar nuevos sabores, criticando a la comida local sin haberla degustado. Mantiene también los horarios de comida de su país.

 

- Apego a los vicios: tábaco, alcohol, drogas, lujuría, gula, etc.

 

- Apego a no cambiar, a tener la mente cerrada a los avances tecnológicos, científicos, médicos.

 

- Apego a la casa, a los muebles, a los objetos personales que les impide compartir con otros. Conozco individuos que tienen su casa como un "museo" , es decir, mirar y no tocar. No usan la vajilla, el mantel, ese vestido reservado para solo una ocasion especial, etc. Igual pasa a la gente que tiene apego por el coche que no le dan ni una cola a nadie.

 

- Tener un amor desmedido por la casa familiar donde la persona se ha criado, tanto que le crea ansiedad que no le permite cortar lazos e independizarse. He visto matrimonios rotos por hijos enmadrados, enfaldados o con mamitis aguda.

 

- Viceversa a la anterior observación, madres y padres que ven a sus hijos siempre bebés, que no les dejan madurar, crecer emocionalmente, creándoles una dependencia afectiva increíble.

 

Los apegos proporcionan seguridad, protección y consuelo, pero descontrolados causan ansiedad, tensión, inquietud, celos, discordia, envidia, rabia. A eso era lo que se refería Buda, no a criticarnos nuestras tendencias al apego, sino a alertarnos lo nocivo que puede llegar a ser de forma desmedida nuestros deseos por alcanzar algo y luego de poseerlo, perderlo y causarnos un gran sufrimiento, un dolor en el alma o en el ego.

 

No sobrevaloremos a nada ni a nadie, nos evitaremos mucho dolor e insatisfacciones. Debemos reajustar nuestra mente y dejar de idealizar, exagerar e intensificar nuestros deseos pensando que sólo eso nos hará felices para el resto de nuestras vidas. La vida es un súspiro y no vale la pena a estar atado emocionalmente a alguien y a los objetos que nos rodea. Si quieres vivir relajado, pleno y feliz, no te ates a las bienes materiales ni a las personas. Lo que acabo de escribir es un verdadero desafío en esta sociedad tan consumista y materialista que vivimos donde valen más las cosas que posees que lo eres realmente en tu interior y lo que das a los demás.

 

El desapego es vivir satisfecho por lo que se es y por lo que se tiene, sin ser conformista. Siempre buscando la superación personal en todos los ámbitos sin aplastar a los demás y sobre todo vivir contribuyendo a la felicidad de los demás sin fastidiarles con los miedos, manías y celos. Es ser libre y dejar ser libres a los demás con sus defectos y virtudes.

 

Todos tenemos apegos y el que esté libre de ellos que tire la primera piedra.

 

Los dejo con el Capítulo 16 del Dhammapada que le dedica al Apego